En este artículo, o más bien reflexión personal, voy explicarte cómo o de dónde salió esa mirada hacia la crianza respetuosa, el movimiento libre y, en general, la pedagogía Pikler. La pedagogía Pikler es, basicamente, la pedagogía en la que me formo y a través de la que veo, o intento ver, todos los procesos de la infancia. Escribir este artículo, también me sirve para mirar atrás y hacer una visión general de mi evolución en mundo del 0-3.
Índice
El inicio de todo
Desde siempre, he tenido muy claro hacia dónde iba a ir encaminado mi futuro: hacia la infancia. Mi madre es maestra de infantil y el hecho de verla siempre tan implicada y con tan entusiasmo por su trabajo, me quedó grabado. Como la mayoría, empecé mi pasión por los bebés con el juego simbólico: jugando con las muñecas a ser maestra y a ser mamá, principalmente. Jugué con muñecas hasta los 13 años, un poco a escondidas, ya que sino se iban a reír de mi. Digamos que tenía, y tengo, un gran instinto maternal que desde siempre ha estado ahí.
Aunque creo que siempre he querido ser maestra o educadora, había un tiempo que quería ser enfermera de neonatos, cuidar bebés y acompañarlos durante sus primeros días de vida. Luego, ya de más mayor, siendo realistas, fui consciente de que me costaban mucho las matemáticas y tenía que hacer el bachillerato científico más la carrera… Aunque podría haberlo probado, no era del todo viable jeje. Decidí hacer, primero, el grado medio de atención a personas en situación de dependencia y, luego, el grado superior de educación infantil.

Educación infantil: ¡había aspectos que no me cuadraban!
Desde los 5 años hasta los 12 fui a una escuela que trabaja por proyectos, sin libros y con una metodología muy guay, la verdad. Además, mi madre trabaja ahí y en casa siempre me han acompañado de una forma respetuosa: dejándome elegir, sin inculcarme ni forzarme a nada, dejándome equivocar, etc. Ya tenía instaurada una forma de acompañar y estudiar bastante respetuosa, la verdad, venía de fabrica 🙂
Al empezar el grado superior, ya empecé a observar que la teoría era puramente al estilo clásica, es decir, nos enseñaban que existia el cástigo, el chantaje, el refuerzo positivo, el negativo (técnicas que, para mi, están totalmente desaconsejadas). Además de tener que programar al 100% actividades dirigidas para los niños de 0-3, enseñarles a jugar, a ir al lavabo, hacer fichas… Muchas cosas que si ahora repitiese la formación discreparía totalmente.
Mis prácticas en la escuelita
Una vez terminé la parte teórica, me tocó ir a hacer las practicas y tuve la suerte que pude hacerlas en la escuela de mi pueblo, con las personas que me vieron crecer. Digamos que estaba en mi casa.
Al entrar, ya me explicaron que ellas trabajaban a partir del juego libre, el material desestructurado, que no tenían juguetes, y que lo hacían de una forma muy abierta, es decir, con alguna propuesta al día, aunque sin obligar ni forzar. Claro, yo no conocía del todo esa forma de trabajar, ya que en el grado superior todo eran actividades dirigidas, fichas y tener a los niños haciendo contínuamente cosas, me fascinaba.
Ahí también empecé a conocer el movimiento libre, el no coger de las manos a los bebés lactantes para hacerles caminar (que yo siempre lo había hecho :C ), dejarlos en el suelo que se moviesen libremente, etc.
A partir de esos aprendizajes, también cambió mi taller de sensibilización musical, que desde entonces era totalmente guiado y al estilo clásico (te dejo linkado el artículo por si quieres leerlo).

El gran cambio de mirada profesional y personal
Las educadoras de la escuelita realizaban formaciones continuamente y cuando terminé las practicas, como no tenía nada que hacer, me puse a buscar formaciones de crianza respetuosa.
Tuve tan buena suerte que encontré a Romina Perez, de Teta-a-Porter. Con ella hice la formación de infancia, potencia y acompañamiento (está activa ahora) en la que trata el acompañamiento respetuoso desde la pedagogía Pikler, sobre todo. Trata temas sobre movimiento y juego libre, actividad autónoma, cómo acompañar respetuosamente los cuidados cotidianos, la alimentación, los límites etc. Desde entonces, me cambió la forma de mirar la infancia, digamos que nunca más he vuelto a hacerlo de otra forma que no sea la más respetuosa posible.
Si tengo que hacer una vista atrás, podría decir que el grado superior no me ha servido para enriquecerme como profesional, solo para tener un título. Seguramente, por esta razón decidí no hacer la carrera y realizar formaciones del 0-3 sobre lo que realmente me apasiona y, sobretodo, respetuosas con la infancia.
Aunque yo me formo como profesional, también lo hago como futura madre. Quiero acompañar a mi hija/o de la forma más respetuosa posible. Lo haré no para que sea mejor persona, sino para que pueda llegar a ser lo que quiera ser en la vida.